Andanin Vilas. La hija de Guillermo Vilas habla de su vida en Montecarlo, el peso del apellido y la salud de su padrePor Gabriela Grosso
Cuando ella nació, el 15 de noviembre de 2003, sus padres, Guillermo Vilas y Phiangphathu Khumueang –entonces de 51 y 19 años, respectivamente– vivían en París y tenían dos certezas: que sería la primera de varios hijos y que se llamaría Andanin (en tailandés significa ‘la bella mar’/’el mar más bonito’). Pasó el tiempo, la familia Vilas se agrandó –después llegaron Lalindao (14), Intila (13) y Guillermo Junior (7)–, Guillermo y Phiang sellaron su amor con una boda civil y religiosa celebrada en Buenos Aires en mayo de 2016 y Andanin, que heredó de su padre la pasión por el tenis, se convirtió en personaje de interés para los medios argentinos. En 2017, cuando aparecieron los primeros síntomas de la enfermedad neurodegenerativa que sufre el mejor tenista argentino de todos los tiempos, los Vilas se radicaron en Montecarlo, donde Andanin –inteligente, dulce, encantadora y discreta– se concentró en sus estudios, en perfeccionar su juego y en colaborar con el cuidado de su papá. Siete años después, y con su mayoría de edad recién estrenada, la primogénita de Vilas posa por primera vez para una revista frente a un mar tan bonito y cristalino como el que refiere su nombre y abre su corazón en una entrevista.